Mi amigo Óscar es uno de esos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiendo todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas, y eso, viniendo de una zurda, lo dice todo. Me mira y se cree que no le veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que, si no lo hace, se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso, pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que, por no perderle, no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí, que me voy a evaporar...
Mi amigo Óscar es uno de esos príncipes que harían bien alejándose de los cuentos y de las princesas que los habitan. No sabe que es el prícipe azul el que tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de un sueño eterno, pero eso es porque Óscar ignora que todos los cuentos son mentiras, pero no todas las mentiras son cuentos. Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que he tenido y, si algún día me tropiezo con Merlín, le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.
Marina - Carlos Ruiz Zafón
Hacía mucho que no lo leía, pero ayer por la noche lo vi de reojo y por casualidad en la estantería, y releí partes sueltas.
Recuerdo leerlo con lágrimas en los ojos y terminarlo con una sonrisa de satisfacción en la cara. Lo tenía casi olvidado, pero hoy he logrado sacarlo de ese monstruo destructor llamado olvido.
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